Directora de FIBUTOH 2018 veta a performista trans de talleres formativos 

Por Beatriz González

Este lunes 15 de octubre termina en Santiago, Arica, Valparaíso y Quilpué la tercera versión del Festival Internacional Butoh Chile 2018 (FIBUTOH) que dio inicio el 1 de octubre y que es organizado y producido por la Compañía Ruta de la Memoria que dirige la coreógrafa e interprete butoh, Natalia Cuéllar Díaz. El festival es una instancia bianual que se viene desarrollando desde el 2014 y tiene financiamiento del Ministerio de la Cultura, de las Artes y del Patrimonio. Dentro de sus objetivos, el festival pretende ser un espacio de visibilización e investigación del Butoh en Chile y el mundo, que es una danza de protesta originada en Japón durante los años 50' y cuyos principales exponentes Kazuo Ohno y Tatsumi Hijakata encuentran en esta nueva forma de expresión corporal la manera de generar un lenguaje que implique llevar al presente una reflexión aguda y sentida sobre la violencia 

en todas sus formas.

Hasta ahora este financiamiento estatal, ha sido dirigido por la Compañía Ruta de la Memoria para traer invitados internacionales de renombre, exponentes a nivel mundial que además de llenar una cartelera cultural con espectáculos pagados y gratuitos para público general, realizan talleres de formación gratuitos solo dirigidos a artistas escénicos, performers, bailarines y estudiantes o personas que tengan un trabajo previo con el cuerpo (conciencia corporal, manejo de energía y centro). Este criterio de admisión es fijado y defendido por la Compañía Ruta de la Memoria que se encarga en Santiago de hacer un taller de audición previo, para decidir bajo sus lógicas corporales quien es apto para recibir estos beneficios formativos y quién no. Este primer barrido, obedece a la necesidad de entregarle a las/los "maestras/os" extranjeros- como FIBUTOH les llama- el mejor material corporal para que ellos trabajen durante el festival. Por eso, además de la audición que se hace para la gente de Santiago se solicita una carta de motivación y breve reseña curricular. Para quienes vienen de regiones y el extranjero, solo corren estos dos últimos requisitos omitiendo la audición.

El pasado sábado 13 de octubre, FIBUTOH finalizó la cartelera cultural con una presentación gratuita de la japonesa Makiko Tominaga, en el Teatro Municipal de San Joaquín. Antes de la presentación, la directora Natalia Cuéllar habló en nombre del festival insistiendo en la relevancia que tiene para ellos el área formativa, planteando que los 9 talleres desarrollados por FIBUTOH corresponden en su conjunto a una suerte de diplomado en esta disciplina. Es, precisamente, esta línea formativa la que está siendo cuestionada por el performer transnobinario Alonso León, quien antes de su transición bajo el nombre de Allison León participó de las dos versiones anteriores de FIBUTOH, no solo en los talleres formativos sin audición previa sino que como intérprete en los montajes La Marcha de los Ausentes (2014) y El Clan de la Cicatriz (2015) de Los Ijos Bastardos del Butoh, compañía dirigida por Lobsang Palacios y la cual integró hasta el año 2016.


Alonso León cuando era Allison León participando en El Clan de la Cicatriz (2015) obra que abrió la segunda versión de FIBUTOH. 

Bajo el nombre Allison León, Alonso participó en los talleres formativos de FIBUTOH en las versiones anteriores. Esta foto corresponde al taller de Yumiko Yoshioka, impartido durante el segundo festival en UNIACC, la misma sala de la cual Alonso fue vetado después de la primera clase de la japonesa Yuko Kaseki. Alonso está en la tercera fila vistiendo una polera roja y en primera fila, la tercera persona de izquierda a derecha es Natalia Cuéllar, directora FIBUTOH 2018.   

  • En esta versión, Alonso se encontraba de viaje durante la audición de la Compañía Ruta de la Memoria, no obstante, durante la función de apertura del festival en La Pintana Raimundo Estay, integrante de la compañía, productor técnico de FIBUTOH y quien comparte junto a Natalia Cuéllar y Gastón Zepeda el diseño y la dirección general de este festival, se acercó a Alonso para saludarle y ofrecerle la posibilidad de asistir a los talleres formativos. De las 9 instancias pedagógicas, Alonso solo se interesó en el taller de la performer butoh japonesa residente en Berlín, Yuko Kaseki, quien participaba de esta versión con el unipersonal Shoot Jezz My Gosh, un montaje que se detiene en las escabrosas vinculaciones entre la violencia y la infancia.

  • Sin embargo, el día martes 09 de octubre al finalizar la primera clase del taller de 3 días de Kaseki, Alonso fue vetado frente a todos los participantes por Natalia Cuéllar, directora del festival y de la Compañía Ruta de la Memoria, quien estaba a su vez tomando el taller y traduciendo a la performer butoh japonesa. La razón del veto de Cuéllar fue que Alonso León no había realizado la audición, desconociendo su trabajo como intérprete butoh en la Compañía Los Ijos Bastardos del Butoh y al mismo tiempo, desvalorizando el trabajo perfomático que Alonso realiza desde el año 2015 en solitario en las marchas feministas donde aparece como WHITE NO OFICIAL, un personaje que se encarga en clave butoh de denunciar las transgresiones al cuerpo de las mujeres, lesbianas y trans y que es reconocido dentro de los espacios políticos que sustentan esas luchas.     


Natalia Cuéllar y Raimundo Estay en escena durante la obra "Golpe, una mujer rota" (2016).

Equipo FIBUTOH 2018. Al centro, Natalia Cuéllar. 

WHITE NO OFICIAL en marcha contra todas las violencias, lleva escrito Nicole Saavedra, en memoria de la lesbiana camiona asesinada el 2016 en Quillota y cuyo crimen aún sigue impune. 

EL VETO MICROFASCISTA

Alonso León estudió teatro en la extinta Escuela Facetas y desde entonces se ha desarrollado como performista, trabajando en el último tiempo con fotógrafas como Zaida González Ríos en los proyectos "Piensa en mí, llora por mí" (2013) y "Ni lágrimas ni culpa" (2017) y Paula Corrales en el audiovisual butoh "Perro". En el cine, ha incursionado en la trilogía de cortos Marina (2015), Marie (2016) y Maxine (2017) del Colectivo Lepidóptero y en la película Lilits (2018) dirigida por el cineasta Francisco Muñoz.  


Audiovisual butoh "Perro" de Paula Corrales. 

"Lilits" (2018) de Francisco Muñoz. 

"Ni lágrimas ni culpa" de Zaida González. 

¿Desde cuando haces butoh?

Alonso: hace 10 años descubrí el butoh en los talleres impartidos en la Okupa Cultural República AKI y encontré un lenguaje escénico que se ajustaba a la complejidad de lo que yo sentía. Por eso, quise explorarlo y entrené con diferentes personas como Pepe Butoh, Lobsang Palacios, Andrés Gutiérrez y Carla Lobos. Eso, en la medida, de mis posibilidades porque yo no vivo del butoh ni del teatro. Entonces son 10 años de investigación corporal interrumpidos por mi sobrevivencia cotidiana. Por eso, cuando comenzó el FIBUTOH valoré muchísimo la oportunidad de conocer a otros exponentes y durante las dos versiones anteriores tomé talleres con japoneses como Katsura Kan, Makiko Tominaga, Yumiko Yoshioba, Eugenia Vargas (México) y Rhea Volij (Argentina). Y este año, antes del veto, logré meterme a una clase fuera de programa que ofrecía Daipan Collective (EEUU). Ahí conocí a Kaoru Okumura, quien tenía muy claro una cuestión que a veces a muchos ubicados en el lugar del maestro/a parecen olvidar: "el butoh no se enseña ni se aprende, se descubre en uno". Lo demás son jerarquías que le sirven a los egos de las personas, para abusar de poderes que ellos mismos se arrogan.

¿Conocías a Natalia Cuéllar?

Alonso: en el 2016 participé de unos entrenamientos butoh que hizo en el GAM y en las versiones anteriores de FIBUTOH, interactué poco porque nunca he sido amigue de las relaciones públicas en estos espacios. Y Cuéllar es un referente de este mundito por haber recibido, tempranamente, formación con japonesas como Makiko Tominaga, quien viene periódicamente al festival. Cuéllar defiende mucho la técnica, de modo que los Bastardos nunca fueron santos de su devoción porque éramos, en su mayoría, gente que se manifiesta corporalmente por una necesidad de expresión y sin todos los estudios previos que ella exige. Su capacidad interpretativa y su trabajo como coreógrafa siempre se le han reconocido, pero sus formas fuera del escenario son autoritarias y microfascistas.

El martes 09 de octubre Alonso León se aventuró a participar del taller de Kaseki, con quien había hablado, previamente, en Valparaíso luego de una clase magistral que ella dictó en el DUOC donde compartió sus reflexiones sobre la perfomance.

-Me gustó mucho el trabajo de Kaseki y lo vi en el teatro en la función pagada, y después viajé a Valparaíso a su clase y luego a ver por segunda vez su presentación gratuita en el Centex. Hablé con ella y le conté que quería tomar su taller, aun cuando no estaba registrade oficialmente. Me dijo que improvisara y eso hice.

Al iniciar la clase, Kaseki saludó a Alonso. Sin embargo, no venía sola. Junto a ella estaba Natalia Cuéllar, quien tomó el taller e hizo las veces de traductora de la intérprete japonesa. Alonso, recuerda:

-Durante la clase de Kaseki, Natalia Cuéllar no me quitó los ojos de encima y se mostró muy molesta con mi presencia. Luego, Kaseki nos propuso decir nuestros nombres a viva voz con un movimiento asociado y fue ahí donde dije Alonso, mi nuevo nombre. Su mirada de desprecio fue evidente e inmediata. Después me tocó hacer un ejercicio corporal con ella y otras personas donde había que tener confianza porque había que entregar el cuerpo. Me costó soltarme. De algún modo, intuía que podía venir una arremetida y así fue.

Al finalizar la clase de Yuko Kaseki en las instalaciones de UNIACC, Natalia Cuéllar le pidió a los asistentes que se agruparán según sus lugares de procedencia: quienes venían de regiones, quienes eran de UNIACC, quienes habían audicionado y quienes no habían audicionado. En ese grupo, quedo Alonso León más 3 personas. Natalia Cuéllar le dijo a una de ellas, Claudia Aguirre, bailarina y miembro alguna vez de los Ijos Bastardos del Butoh, que saliera de la fila porque según sus registros se había inscrito. Fue entonces cuando delante de todos, vetó a Alonso León para seguir asistiendo al taller de Kaseki.

Ese día, Alonso estaba en la clase de Kaseki junto a Enrique, con quien conforma la Kolectiva Transescénica Malva Marina, que durante agosto y septiembre organizó talleres de escritura de no ficción y butoh en el Sitio de Memoria Ex Clínica Santa Lucía para disidencias y mujeres resistentes a la dictadura militar. Enrique participó del taller de Kaseki, sin tener experiencia previa en el butoh y saltándose toda clase de conducto regular:



"La forma que empleó Cuéllar para hacer valer su conducto regular imaginario fue abusiva, pero sobre todo descriteriada. Demostró que ella recibe fondos públicos para levantar un feudo donde le gusta tener la última palabra, planteando un temor reverencial, completamente, desajustado a los tiempos que corren. A Alonso lo vetó junto a mí y a otra persona más, que no teníamos ninguna experiencia en el butoh. Lo quiso castrar y lo hizo de una forma muy canalla, pidiéndoles a todos que se quedaran 10 minutos después de la clase porque Ruta de la Memoria tenía que dar una "información muy importante". Pero Natalia Cuéllar no entregó ninguna información, hizo un control de identidad inaugurando la policía del butoh. Vigilar y castigar nivel 1. El pelao Foucault vuelve a tener razón".     

Después del veto, Malva Marina se acercó a Natalia Cuéllar para decirle que esa no era la forma de hacer las cosas. Ella, por su parte, respondió que "las cosas eran así" cerrando toda posibilidad de diálogo. Es, por eso, que el jueves 10 de octubre Malva Marina le envió un correo electrónico a Natalia Cuéllar emplazándola, directamente, por su abuso de poder:

"Quiero que sepas que la dinámica que decidiste emplear para determinar las procedencias de los asistentes al finalizar la clase de Kaseki, es una acción constitutiva de un abuso de poder flagrante. Nadie, en su sano juicio y con un sentido vivo de la ética, puede considerar esa lógica como plausible sin visualizar en ese acto las raíces más profundas del microfacismo. El nivel de exposición al que nos sometiste a todos ese día, el clima de tensión y temor reverencial que tu figura quiso imponer, planteando una dinámica opresiva para defender un conducto regular imaginario es de una insensatez mayúscula. La institucionalidad no existe per se, se encarna en el cuerpo de quienes la sostienen. Es, por eso, que me refiero al conducto regular imaginario y entiendo que siempre existe la posibilidad de ampliar los criterios y flexibilizarlos en función del devenir de las situaciones que van aconteciendo. Y no lo digo yo, me amparo en reflexiones milenarias, que emergen del campo de la filosofía política y que debido a tus accesos de clase privilegiada deberás conocer.

En este contexto, queda absolutamente claro que la respuesta a tu forma de actuar no emerge desde un odio posible, como fue lo que tú señalaste al momento de emprender esa acción, advirtiendo de forma superficial desde tu lógica microfacista que el límite que estabas cruzando podría, eventualmente, ser rebatido y puesto en contexto si es que alguien se daba cuenta. Pero claro, los asistentes, en su mayoría bailarines sin posibilidades como sucede en este sistema nefasto, aspirantes y estudiantes tal vez demasiado jóvenes y obedientes, personas dispuestas a bancarse este tipo de actitudes con tal de tener un acceso, no van a decir nada frente al despliegue escénico de tu autoritarismo emergente. Sin embargo, no es nuestro caso. Somos existencias que hemos abortado toda clase de privilegios, que vivimos en el margen del margen, asumiendo riesgos de toda índole para poder ser hoy lo que somos y no soñamos con los escenarios que gente como tu administra con la venia del financiamiento público.

Lamento, profundamente, que la compañía Ruta de la Memoria que se encarga de explorar dentro de su trabajo artístico temáticas asociadas a la memoria, los derechos humanos y el género tenga esta línea de acción fuera de los escenarios".

En su correo de respuesta a Malva Marina, Natalia Cuéllar volvió a dar las pautas del conducto regular y al mismo tiempo señaló:



Natalia Cuéllar Díaz, directora de FIBUTOH 2018.
Natalia Cuéllar Díaz, directora de FIBUTOH 2018.

"El proceso fue selectivo y en virtud del respeto a los que cumplieron con el debido proceso fijado por toda la Compañía Ruta de La Memoria, no es posible de ninguna forma admitir a quienes no hicieron su Postulación. Hubo tiempo suficiente para comunicarse. Me da exactamente lo mismo las opciones sexuales de las personas y me da exactamente lo mismo lo que pienses de mí. No tengo ninguna razón de darte explicaciones de mi historia personal, ni de mis motivaciones. Si tu encuentras que mi actitud es fascista, te declaró completamente ignorante" 

Pero el fascismo no es igual al microfascismo, que fue el emplazamiento que Malva Marina le hizo a Cuéllar y ella confundió por desconocimiento de su parte y no de la colectiva. El microfascismo es un concepto teórico que se ha acuñado desde la filosofía política por pensadores como el francés Gilles Deleuze dentro de su obra vinculada al análisis crítico de la sociedad del capital y los deseos que la embargan. Precisamente, la noción de microfascismo viene a desmontar los grandes constructos ideológicos como el fascismo, visibilizando los deseos autoritarios que aparecen en las vinculaciones cotidianas entre las personas donde la crueldad, el despostismo y toda clase de violencias se van entretejiendo a niveles microscópicos que van entorpeciendo las rutas de fuga de los sistemas normalizadores que operan a niveles macro para detener nuevas posibilidades de existencia y socialización.

¿Qué te parece que Natalia Cuéllar le otorgue el carácter de "debido proceso" a la selección para ingresar a instancias formativas en un festival de butoh?

Alonso: es absurdo y, al mismo tiempo, contradictorio. Porque en la práctica, ese "debido proceso" no se ha cumplido a cabalidad y está bien que así sea. Hay gente que ha participado previa audición, pero hay personas con y sin experiencia en el butoh que han ingresado por cupos liberados desde la Ruta de la Memoria a UNIACC y Balmaceda 1215, que son instancias formativas que participan de FIBUTOH en calidad de sedes del festival. Hay otras personas que han entrado sin audición previa, porque son conocidos de los miembros de la compañía y quienes se han saltado el conducto regular aprovechando esta instancia levantada con fondos públicos, cosa que me parece muy necesaria. Me lo han comentado y también me han dicho que han existido molestias silentes por el trato recibido por parte de la Compañía Ruta de la Memoria. Se quejan en ciertos casos de ser infantilizados, de haber recibido prohibiciones para ir al baño durante los trainings y llamados de atención por llegar tarde a las clases. Todo en nombre de la gratuidad, porque son talleres gratuitos entonces hay que bancarse todo tipo de trato. Pero también hay personas que no ven nada de esto, a quienes les toca la parte amable y que por supuesto no se quejan porque consideran como nos dijo Natalia Cuéllar que las cosas son así.

TECNOCRACIA DE GÉNERO

Tanto en la página oficial de FIBUTOH 2018 como en el manejo comunicacional de sus redes sociales, la organización no incorpora un lenguaje inclusivo que integré a las personas trans mediante el uso del neutro "e". Ni siquiera se ha profundizado en insistir en la lógica comunicacional de acentuar el binarismo hombre/mujer mediante la incorporación constante, por ejemplo, del todos/das, ellas/os en nombre de la equidad moderada que plantean las tecnócratas de género fuera del feminismo. Sin ir más lejos, durante el transcurso del festival, Natalia Cuéllar ha abierto las funciones de FIBUTOH haciendo en pocas oportunidades un tímido uso de esta referencia lingüística de la a/o, omitiendo, por supuesto, el neutro "e" cuestión que por estos días no es baladí, ya que da cuenta de un posicionamiento político y estratégico respecto a la mirada y enfrentamiento del cisheteropatriarcado.

Continuamente, Ruta de la Memoria se presenta como una compañía que explora temáticas como la memoria, los derechos humanos y el género. Dos de sus montajes, en efecto, se han desarrollado bajo esta última líneas "Cuerpo Quebrado" (2008) y "Golpe, una mujer rota" (2016). El primero se introduce desde el teatro butoh en la situación vivida por las mujeres en los centros de detención y tortura durante la dictadura de Augusto Pinochet y el segundo, presentado en FIBUTOH 2018, refleja el mundo interior de una mujer cishetero que vive violencia patriarcal.

Dentro de su parrilla programática, FIBUTOH 2018 solo incorpora a un artista queer Ken Mai, quien aparece en el afiche promocional de esta versión y que llegó a Chile para cumplir la doble labor de realizar talleres de formación en Santiago y Arica y una presentación, que cerró las funciones realizadas en el Teatro Camilo Henríquez el pasado viernes 12 de octubre. Pese a su veto del área formativa y luego de haber emplazado a Cuéllar por correo electrónico, Alonso León siguió asistiendo a las funciones pagadas de FIBUTOH 2018 para ver a quienes llamaban su atención, entre ellos, Kae Ishimoto y Ken Mai:  

Ken Mai, en performance.
Ken Mai, en performance.

"El solo de Ken Mai fue un pequeño punto de fuga a las formas cisheterodoctrinarias de este festival. Un cuerpo no binario como el mío, arriba del escenario, que rompía con esa rigidez mental de la gente que nos acepta ahí, con luces y brillos, pero que una vez abajo, nos veta y nos quita los accesos porque puede y quiere".  


La función terminó con los participantes a los talleres formativos bailando junto a Ken Mai en el escenario. Era una falsa postal de la inclusión. Porque mientras eso ocurría, se obviaba el hecho de que en este festival se había vetado a un transnobinario que estaba sentado en el público. Se omitía que además del veto a Alonso León, este festival no convocaba, decididamente, a las corporalidades trans desconociendo además de nombres sociales y el uso del neutro. Peor aún, Natalia Cuéllar, en su respuesta vía correo a la colectiva Malva Marina, señala que "le da lo mismo la opción sexual de las personas" homologando el devenir transgénero a una opción sexual, cuando se trata precisamente de una "identidad" que transforma todos los aspectos de la existencia y no queda limitada a la manera de alcanzar los orgasmos. Enrique, señala:

-Fue un lavado de imagen que para nosotres no pasó desapercibido. Porque como tu comprenderás, este veto es eterno. Entonces, hay que solaparlo. Yo le recomendaría a Natalia Cuéllar que leyera a Jacques Ranciere, El Maestro Ignorante, para que aprendiera que siempre se puede descubrir algo nuevo en las socializaciones donde los tratos se esmeran por ser horizontales.

Y Alonso, agrega:   


Raimundo Estay haciendo drag como Bambi en La Chimenea durante FIBUTOH.
Raimundo Estay haciendo drag como Bambi en La Chimenea durante FIBUTOH.

"Yo habría esperado más de Bambi, que es un personaje drag de Raimundo Estay, el miembro de la compañía y director de FIBUTOH que se acercó a mí para abrirme la posibilidad de asistir a los talleres y que luego no me respondió cuando le escribí por interno para hacer esa invitación efectiva. Pero claro, Bambi aparecía en el FIBUTOH solo en los almuerzos y cenas que se hacían en La Chimenea con los grandes artistas. Bambi puede estar en el mundo de la señora Cuéllar a modo de anécdota. Pero yo, que resisto 24/7, que soy WHITE NO OFICIAL y que en la calle me enfrentó con los nazis y en estos lugares con mujeres como Natalia Cuéllar, tengo que ser eliminade, vetade, prohíbide, silenciade. Por todo eso y más, yo le diría a Bambi que escapé luego del bosque y no miré atrás". 

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